11 julio 2016

¿Por qué un diario? ¿De quién?

No soy Baudolino. Pero como él, adoro la ficción, los juegos del lenguaje y la creación. Donde otros ven un narval, yo advierto un unicornio. Unas pocas astillas podrían provenir de la Santa Cruz, o del Arca de Noé mejor aún. No sé griego, apenas balbuceo el latín, y de las lenguas provenzales sólo retengo su definición de los crucigramas: oc. Pero leer, ¡ah, leer! Desde que aprendí a leer, no puedo dejar de imaginar qué historias hay dentro de un libro. Olorosa y vetusta, o blanca y reluciente, cada página me traslada a otros mundos, poniéndome en otras pieles, transportándome a otras culturas. ¿Quién dice que se lee con los ojos? ¡Se lo hace con los cinco sentidos! Y después de cada viaje, sentimos que hemos crecido un poco, que el mundo se ensancha o se encoge (según la óptica que elijamos), que nuestro apetito se ha abierto y la sed por nuevos destinos no se termina jamás. Por eso decidí compartir algunas de mis lecturas, en ese itinerario siempre diagonal donde la intertextualidad puede llevarnos de cita en cita, entre temas, abordajes, géneros y soportes. No me comprometo a mantenerlo actualizado -mi compromiso es sólo hacia los libros- pero intentaré llevar adelante este diario, en el tiempo que disponga. Así doy inicio a El Diario de Baudolino, de escritura más literaria que crítica. Están avisados. Ahora sí, pueden pasar.

2 comentarios:

  1. Ya tengo mi pasaje de ida para viajar por estas maravillosas líneas (y me pedí ventanilla!). A volar!!! :)

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por la invitación, hermoso rincon de palabras.

    ResponderEliminar