10 agosto 2016

Tao-Tê-Ching

Tao-Tê-Ching (El libro del recto camino)

Lao-Tsé (China, Siglo VI A.C.)

  • GÉNERO: Filosofía / Religión
  • EDITORIAL: Ediciones Morata, S.A.
  • LUGAR DE EDICIÓN: Madrid, España
  • AÑO: 1980 (quinta edición)
  • PÁGINAS: 127
  • ORIGINAL EN INGLÉS: Tao Tê Ching, George Allen & Unwin, Ltd. London, 1970
  • TRADUCCIÓN: Caridad Díaz-Faes
 Literatura, en un sentido amplio. Así comenzaría definiendo este antiguo escrito de mil caras. El Tao Te Ching, o Tao Te King, cuya autoría es asignada a un Homero oriental de nombre Leo Tsé, resiste una y otra vez el paso del tiempo, las traidoras traducciones, los reduccionismos teológicos, las lecturas sesgadas, y hasta -por qué no- las buenas intenciones. En mis manos tengo un ejemplar español de una versión inglesa, de una transliteración moderna de un original escrito en chino antiguo probablemente en innúmeras tablillas de barro, rollos de seda o bambú, a partir de narraciones orales. ¿Qué esperanza podría caber de extraer occidentales certezas acerca de su origen, ulteriores modificaciones, y su inicial sentido? Ninguna, por supuesto. Y sin embargo nuestra cultura hace cientos de años que se siente atraída por esas y otras inefables razones a esta colección de versos conocida como "El libro del camino recto" o "El libro de las virtudes". A través de breves capítulos y secciones, y con tono poético, Lao Tsé da consejos políticos y de recta conducta a los hombres,  reflexiona sobre la existencia, pondera el contraste entre los opuestos, aborda el tema de la armonía y hasta la sabiduría misma. Entre sus páginas me encontré con el estoicismo de Marco Aurelio ("Riquezas, honores y orgullo llevan en sí mismos la destrucción", IX), la conversación entre el Marco Polo y Gengis Khan de Italo Calvino ("Treinta rayos convergen en el cubo de la rueda; y de esta parte en la que no hay nada, depende la utilización de la rueda", XI), la poesía de Alejandra Pizarnik ("El Uno, revelado, no deslumbra; oculto, no pierde su luz; infinito, no puede ser definido; retorna a la no-existencia", XIV), el freudiano principio de Nirvana, y hasta Jacques Lacan y su teoría de la falta. La riqueza expresiva del Tao Te Ching, y a la vez la profunda oscuridad que lo rodea, es lo que mantiene su interés, su vigencia, y su multivocidad. Después de todo, tal como afirma Lao Tsé ya en su primer renglón "el Tao que puede ser expresado no es el Tao eterno".

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