02 junio 2022

La dimensión trágica de la experiencia analítica

 

“La cuestión ética, por cuanto la posición de Freud nos hace progresar en ello, se articula, por una orientación del hombre en relación con lo real”

Jacques Lacan, Seminario 7, clase del 18/11/59


Consideramos necesarias dos puntuaciones como punto de partida: una en torno al concepto de “extensión”, ya que demarca el área donde se inscribe nuestra temática, y otra alrededor del título propuesto para este escrito, indudable homenaje a la lectura del Seminario 7 de Jacques Lacan sobre la ética. Con respecto a la primera, podemos decir sin temor a equivocarnos que resulta difícil –cuando no imposible- ubicar en los textos freudianos un solo capítulo en el que no haya referencias, diálogos o deudas teóricas con autores de los más diversos campos del saber. Un texto inaugural para la extensión del psicoanálisis data de 1913 y su nombre fue traducido en castellano por Luis López Ballesteros como “Múltiple interés del psicoanálisis”. El genitivo objetivo/subjetivo sobre el que pivotea aquel título, abre ante nosotros una fecunda línea de indagaciones: ¿de quién es el interés? ¿Del psicoanálisis por los saberes conexos, o de estos hacia el psicoanálisis? Suele estar bastante más despejado el camino para responder qué disciplinas le interesan al psicoanálisis. Freud en 1926 promovía entre sus discípulos el estudio de la historia de la cultura, la mitología, la psicología de la religión y la literatura. Por su parte, y en distintas etapas de su transmisión, Lacan incorporará entre otras tantas recomendaciones de lecturas, la lingüística de Saussure y de Jakobson, las enseñanzas de Platón, Aristóteles, Hegel, Marx, Kierkegaard, Heidegger, y muchos más.

Pero si intentamos hablar sobre el interés que puede suscitarle el psicoanálisis a otras disciplinas, el tema se vuelve más espinoso. Hans Sachs, Otto Rank, Ernst Kriss y la propia hija del maestro vienés Anna Freud, fundaron en 1913 la revista “Imago”, un espacio de difusión de estudios de psicoanálisis aplicado a temas religiosos, sociológicos, antropológicos, filosóficos y literarios. Su subtítulo, que puede resultarnos hoy un tanto lejano, era: Revista para la aplicación del psicoanálisis a las ciencias naturales y humanidades. En abierta oposición a este tipo de iniciativas, Lacan sostuvo en su “Proposición del 9 de octubre de 1967” que el  psicoanálisis  tiene  una  sola aplicación en sentido estricto: la que se realiza en la experiencia de un análisis, entre un sujeto que ocupa la posición de analizante y un analista que asume el semblante de un objeto vaciado de sentido, alrededor del cual se van a envolver los tres registros de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario. Fuera de ese ámbito, al que llamamos la intensión, estaría el de la extensión, la trasmisión y la enseñanza. No esperamos que el analista se convierta en profesor, en un crítico literario, ni en un intérprete de la cultura que busque revelar la verdad universal del malestar en la sociedad.

Entonces, ¿qué orientación admite la extensión del psicoanálisis en una institución de formación psicoanalítica? El documento fundacional de la Sección Extensión de Trieb Institución Psicoanalítica -a cargo de Liliana Fernández y de un entusiasta grupo de miembros- delineó hace unos años un recorrido posible con estas palabras: “Pensar una sección de estas características en nuestra institución psicoanalítica, supone algo novedoso. Se podría decir que se instituye como una posible respuesta a una necesidad de interlocución con el otro, de escuchar y ser escuchados, de relacionarnos con diferentes campos y disciplinas inherentes a la cultura […] Consideramos que esta Sección de Extensión, nos preparará en tanto analistas a los fines de mantenernos abiertos a las interpelaciones que los diferentes lazos con otros nos convoquen. Es que su existencia misma, hecha de lenguaje, no se entiende por fuera del sostén del lazo social, entre analista, con las ciencias y el artes y otros productos de la cultura.




Una vez precisado que no buscamos aplicar conceptos psicoanalíticos a productos culturales como –en este caso- las tragedias griegas, diremos en cambio que estas pueden iluminar de forma insospechada caminos de interés para el psicoanálisis. Es que la relación sujeto/deseo está situada en el corazón de los problemas humanos, y es abordada sin ambición alguna de totalización, por disciplinas conexas como la filosofía. Si para el psicoanálisis la dimensión trágica está presente en el ser humano -y no menos en la experiencia analítica- lo ha sido tomando como referencia principal el mito edípico. Sin embargo, las encrucijadas del sujeto frente a su deseo nos acercan también al campo de la ética tal como fue trabajado por los antiguos griegos. ¿Qué puede enseñarnos una figura como la de Antígona, la trágica heroína que retrata Sófocles evocando el conflicto del sujeto con la ley? Repasemos sucintamente la historia que nos convoca a reflexionar, a la vez que invitamos a nuestros lectores a “visitarla” en persona.

La escena de la acción es la ciudad de Tebas, donde Eteocles y Polinices - dos de los hijos de Edipo- se enfrentan por el trono, pereciendo ambos en cruel disputa. Creonte, hermano de Yocasta y por lo tanto tío de los difuntos, se proclama flamante monarca. Su primera medida consiste en dar entierro con honores a Eteocles, por haber defendido su patria. En cambio Polinices, en calidad de agresor extranjero, debe ser abandonado a la intemperie en el campo de batalla como alimento de las bestias. Antígona, hermana de los rivales, decide enfrentar la Ley humana en nombre de la Ley divina, enterrando al malogrado Polinices en contra de la voluntad del rey. Al ser sorprendida en su tarea por unos soldados, es condenada a muerte. Cuando Hemón (su prometido e hijo de Creonte) se entera de esto, trata de convencer a su padre de cambiar de opinión. Entonces aparece en escena Tiresias, el adivino ciego, quien después de una larga argumentación convence a Creonte de que los dioses también desean ver enterrado al hijo de Edipo. Por supuesto, el cambio de opinión llega demasiado tarde: Antígona se ha ahorcado, Hemón se quita la vida al encontrarla, al igual que Eurídice -su madre y esposa de Creonte- al enterarse del triste desenlace. He ahí nuestra historia. Deseo, acto, goce, muerte... la tragedia griega ilumina, aún hoy, los lazos que anudan la ética, la política y la poética en el campo de la clínica.


Rodrigo Campos Alvo, Jueves 02 de junio de 2022

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