PASAJES DE UN MEMORIAL
AL ABUELO TOSCANO EUGENIO MÉDICI
1.
Médici
Eugenio, Eugenio Médici, te traje de regalo, meninas. Las de Velásquez y las otras.
Las mirarás con ansia; ponlas donde
quieras. En tu mano, mariposas; sobre la cómoda: con el espejo serán dobles.
Ellas, tan bellas, tan extrañas, con
vestidín de plata, las zapatillas con perlas, ojos de vidrio, azul, celeste,
mirando un porvenir ambiguo, fijo.
Gemas, yemas sin destino, la eterna
inmovilidad. A los pies de los Reyes, al lado de las dueñas. Son meninas.
Existen y no existen. Pero yo las traje. Para ti; es el regalo.
Y hay por toda la habitación, una cosa
nueva, un halcón, una luz violeta, un halcón que espía, pero no podrá
llevárselas.
Marosa DI GIORGIO (Salto, 1932 – Montevideo
2004), Nació en una ciudad que queda cerca del agua y de la luna. Según sus
palabras, su infancia está en los campos, los árboles, los demonios, los
perros, el rocío; queda en medio del arvejal, y adentro de la casa; a veces,
venía a visitarla el arco-iris, serio como un hombre, las larguísimas alas
tocando el cielo. Su infancia fue la luna, patente como una rosa, y el grito de
los muertos. Sus libros de poemas se llaman “Poemas”, “Humo”, “Druida”,
“Magnolia”. Lo demás, es todavía, hoy y mañana, y no le importa a nadie.
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