05 junio 2020

Amiri Baraka - Incidente (1969)

Incidente

Él retrocedió y le pegó un balazo. Al volver le disparó
y el otro, tambaleándose, más allá del bosque
sombrío, cayó herido, agonizante, muerto, inmóvil totalmente.

En el suelo, sangrando, herido de muerte. Murió entonces allí después de caer,
el veloz proyectil le destrozó el rostro
y la fina sangre salpicó la luz plomiza y al asesino.

Hay imágenes del muerto por todos lados. Y su espíritu
absorbe la luz. Pero murió en una oscuridad más oscura que su alma
y todo se estremeció ciegamente

bajo los peldaños mientras agonizaba.

Nada sabemos del asesino

excepto que regresó de algún lado para hacer lo que hizo.
Y sólo disparó sólo una vez a la mirada fija de la víctima
y se alejó de prisa al correr la sangre.

Se sabe apenas que era hábil, silencioso y rápido y que
probablemente era conocido de la víctima. Sólo eso, aparte
de los amargos coágulos, la expresión del muerto

y la fría sorpresa de sus dedos y manos exánimes, nada sabemos.

1969

 


Incident

He came back and shot. He shot him. When he came
back, he shot, and he fell, stumbling, past the
shadow wood, down, shot, dying, dead, to full halt.

At the bottom, bleeding, shot dead. He died then, there
after the fall, the speeding bullet, tore his face
and blood sprayed fine over the killer and the grey light.

Pictures of the dead man, are everywhere. And his spirit
sucks up the light. But he died in darkness darker than
his soul and everything tumbled blindly with him dying

down the stairs.

We have no word

on the killer, except he came back, from somewhere
to do what he did. And shot only once into his victim'
stare, and left him quickly when the blood ran out. We know

the killer was skillful, quick, and silent, and that the victim
probably knew him. Other than that, aside from the caked sourness
of the dead man's expression, and the cool surprise in the fixture

of his hands and fingers, we know nothing.


 


Amiri Baraka (Newark, 1934−2014), fue un escritor y crítico musical afro-americano, profesor en varias universidades prestigiosas y un poeta deslumbrante. A principios de los ’60 tras el asesinato del líder Malcolm X, Baraka rompe definitivamente con la cultura blanca, radicalizando sus posiciones políticas. Contacta con el nacionalismo negro, fijando su residencia en Harlem. Aquí se dedicará a crear una cultura negra a través del arte. Publicó 14 libros de poesía, en los que se leen versos incendiarios contra la sociedad opresora de su raza. Más de una vez lo encarcelaron y sufrió maltratos y vejaciones. En 1967, de la muerte lo salvó la protesta airada de los negros en las calles y la ola solidaria que se extendió por el mundo, impulsada por Allen Ginsberg, Jean Paul Sartre y otros intelectuales.

 


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