07 junio 2020

Juan L. Ortíz - A Isadora Duncan (1915)

A Isadora Duncan

el violín extendía por las salas

el invisible rasgo de tu angustia

cuando embebido de tu magia en alas

vi tu escultura de improviso mustia

era que el esplendor desparecido cual te evocaba

plena de infinito te dejaba

infundiendo un aterido calor a tu perfil

con exquisito lazo el misterio entonces

unió el alma de tus cuerdas y el alma de tus carnes

en la armonía de un dolor sombreado

y gustar pude en una enferma calma

la inquietud de las ramas.

alma, recuerdo de música y de nieve

abrumada por nostalgias

1915


 


Juan Laurentino Ortiz (Entre Ríos, 1896 - 1978) fue un poeta argentino, conocido por su seudónimo ‘Juanele’. Estudió filosofía y vivió cierto tiempo en Buenos Aires, pero pronto regresó a su provincia. Su extenso trabajo giró en torno al paisaje que lo rodeó a lo largo de su vida, expresado como una "espléndida monotonía". La imagen de su figura alta y delgada en observación concentrada del paisaje del río trascendió su obra y lo convirtió en una leyenda literaria. 'Juanele' publicó sus poemas de largos versos en tipografía en minúsculas, cuidando minuciosamente cada aspecto del manuscrito. Como resultado, sus editores tendían a respetar estas características en la versión publicada de sus poemas.


 

“¡Qué cosa tenía Isadora Duncan! Cuando bailaba, no solamente era el cuerpo, era la expresión... En la cara se le notaban los estados de espíritu en una forma tal que parecía que esa mujer iba a morirse. En cierto momento, o ya se moría con un suspiro de nostalgia, o ya se moría en un estado de angustia. Era una cosa muy rara. No solamente yo lo sentí, sino otros también, por cierto. Y lo sentí entonces, cuando vino Isadora. La vi por setenta centavos en el Colón, en el "gallinero" del Colón. Había ido con un muchacho, estaba sentado al lado mío, y comentábamos esa cosa extraña, la cara de Isadora.” Juanele Ortiz

 


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