Auvers-sur-oise
Nadie te va a abrir la puerta. Sigue golpeando.
Insiste.
Al otro lado se oye música. No. Es la campanilla del
teléfono.
Te equivocas.
Es un ruido de máquinas, un jadeo eléctrico, chirridos,
latigazos.
No. Es música.
No. Alguien llora muy despacio.
No. Es un alarido agudo, una enorme, altísima lengua que
lame el cielo pálido y vacío.
No. Es un incendio.
Todas las riquezas, todas las miserias, todos los hombres,
todas las cosas desaparecen en esa melodía ardiente.
Tú estás solo, al otro lado.
No te quieren dejar entrar.
Busca, rebusca, trepa, chilla. Es inútil.
Sé el gusanito transparente, enroscado, insignificante.
Con tus ojillos mortales dale la vuelta a la manzana, mide
con tu vientre
turbio y caliente su inexpugnable
redondez.
Tú, gusanito, gusaboca, gusaoído, dueño de la muerte y
de la vida.
No puedes entrar.
Dicen.
(En Valses y otras falsas confesiones, 1972)
Blanca Varela (Lima,
1926 – 2009) fue una poeta peruana considerada la
más importante voz femenina de su país, en buena medida por la difusión
internacional que alcanzó su obra. En 1949 se radicó en Paris donde conoció a
Octavio Paz quien fue determinante en su carrera literaria, conectándola además
al círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia. Posteriormente
vivió en Florencia y Washington donde se dedicó a hacer traducciones y
eventuales trabajos periodísticos. En 1959 publicó su primer libro, «Ese puerto
existe», en 1963 «Luz de día» y en 1971 «Valses y otras confesiones». En 2001 obtuvo
el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo, el Premio Ciudad de Granada 2006 y
los premios García Lorca y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2007. “Auvers-sur-Oise”
fue la última ciudad donde vivió Vincent Van Gogh, dedicándole Varela el poema
así titulado.
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