El visitante
"El
poeta es un espía de Dios"
Shakespeare
Cuando
el invierno vele los fantasmas azules
de
la niebla en el barrio
y
los libros se callen en las estanterías
para
que vuelva sin temor el grillo
del
hogar desde otros horizontes que esperan,
preguntará
al olvido
dónde
se esconde el espía del tiempo
en
qué relojería, en qué almanaque,
en
qué caja de música abandonada por un niño
y
junto a cuál de las ventanas sutiles del crepúsculo
donde
sólo hacia adentro puede asomarse uno
la saudade construye sus delicados
puentes.
Y
desde qué clavel del aire
o
qué alga marina o qué arpa de Harpo Marx
apareciendo
en un desván, de súbito,
el futuro, que es poeta, nos mira.
(De "Versos
para el atril de una pianola", 1965)
Raúl González Tuñón
(Buenos Aires, 1905 – 1974) fue
uno de los más importantes poetas argentinos del siglo XX. "Amigo de las gentes, de las mujeres amantes
y del vino, una suerte de François Villon criollo, cantor de las tabernas, las
grandes fiestas y duelos e insurrecciones populares", según lo definió
Pedro Orgambide. Nació en Buenos Aires y murió en la misma ciudad mientras
trabajaba en un poema en homenaje a Víctor Jara, cantor asesinado por la
dictadura de Pinochet. Tenía 69 años. Según el crítico Daniel Freidemberg, Poemas para el atril de una pianola
"es el libro de los baldíos y las
esquinas, de los almanaques, las veletas y el rincón de la casa donde estuvo el
piano, la una en el espejo de la peluquería y la lluvia. Es la fusión de la
mirada, la memoria y el sueño, con la delicadeza de quien se acerca a un
milagro amenazado de extinción."
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